En este mundo globalizado es más común que nunca movilizar diversos tipos de productos hasta territorios muy lejanos. El intercambio internacional de mercancías es esencial para el crecimiento comercial de los países. Sin embargo, eso también genera problemas de plagas en contenedores marítimos que pueden poner en riesgo la integridad de ecosistemas y economías locales.
La introducción no controlada de seres vivos exóticos tiene un gran potencial destructivo. Por ejemplo, los insectos pueden reproducirse incontrolablemente y pueden llegar a dañar cosechas o a las personas. Es por eso que, es necesario asegurar la inocuidad de los cargamentos que se van a desplazar fuera de su territorio.
Como parte de esos cuidados se debe asegurar que la realización de la fumigación en embarcaciones marítimas. Ese procedimiento debe ejecutarse cada vez que se realice un nuevo viaje. De esa manera, se vela por mantener la seguridad e higiene de las instalaciones donde va a mantenerse a la mercancía por un largo periodo de tiempo.
Algunos de los productos que se usa con más frecuencia para este tipo de trabajos es el Fosfuro de Aluminio o el Fosfuro de Magnesio. Esos productos son reconocidos biocidas que se deben manejar con sumo cuidado. En cuanto esos compuestos entran en contacto con el agua generan un gas que es conocido como Fosfina.
Ese elemento resultante sirve para eliminar una gran diversidad de insectos en varias etapas de desarrollo. De hecho, ese gas puede resultar toxico para otras especies animales, incluyendo a la humana. Es por eso que, también puede ayudar a espantar a las ratas, pero se debe manipular con mucho cuidado.
Esa sustancia se usa para controlar plagas en contenedores marítimos porque se degrada naturalmente de manera rápida. Eso quiere decir que, después de un corto tiempo ya no se encuentran rastros de fosfina en los productos fumigados. Solo se deben usar sustancias autorizadas por las autoridades sanitarias para la fumigación de mercancías.
Los animales e insectos que viajan como polizontes se adhieren al exterior de todo tipo de contenedores. El problema es que a veces la mercancía que se encuentra en su interior es la que puede tener una infestación. Existen muchos productos alimenticios como no alimenticios que son especialmente susceptibles a las plagas. A continuación, se van a enlistar algunas de ellas.
⇒ Piensos de origen animal o vegetal.
» Alimentos, de origen vegetal o animal, procedentes de:
⇒ Cereales procesados (incluyendo fracciones molidas y cereales envasados).
» Mezclas para panadería.
⇒ Alimentos del procesado de cereales (pasta, snacks, galletas, etc.).
» Vegetales procesados (productos derivados de la patata).
⇒ Productos cárnicos y del pescado, curados, secos y procesados.
» Productos lácteos (leche en polvo, queso, etc.).
⇒ Condimentos y café procesados.
» Chocolate y productos del chocolate.
⇒ Azúcar y dulces procesados.
» Frutos secos procesados.
⇒ Tabaco procesado y los productos del tabaco.
» Fibras naturales procesadas.
⇒ Madera, astillas, muebles, bambú, ratán y sus productos.
» Papel y los productos del papel.
⇒ Materiales de embalaje: cajas de cartón o madera, bolsas de papel, yute, etc.
Esos productos no solo deben ser embalados de manera que se conserven sus características físicas y se preserven del daño. También, es necesario evitar que los insectos puedan acceder con facilidad a la mercancía. Esas son a las prioridades para evitar que su distribución se convierta en un problema sanitario y que se generen pérdidas económicas.
La fumigación en embarcaciones marítimas se puede realizar en varias etapas del viaje. Lo más común es que las actividades de control de plagas se realicen antes que los barcos inicien una travesía. Sin embargo, existen otros métodos que se pueden aplicar durante el viaje.
Por ejemplo, en las cargas a granel se puede instalar tabletas insecticidas que liberan gas en bajos niveles. De esa manera, se puede asegurar que se elimine a cualquier animal que tenga acceso a los productos.
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(Fuente: Quipons.com)